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Animales nocturnos dentro de la tradición del ciudadano
justiciero.
Si
considerásemos únicamente, y por separado, Animales nocturnos,
la novela que anida dentro de la novela Tres noches (Tony
and Susan, 1993), de Austin Wright, podríamos considerarla como
una revisitación de las constantes y propuestas ya desarrolladas en
obras anteriores que han tratado el tema del ciudadano común
transformado, después de ser victima de una agresión, en vigilante
justiciero. En este sentido, Animales nocturnos guarda muchos
elementos en común, al tiempo que subvierte algunos de ellos, con
tres de las obras más celebres que se han escrito en torno al tema:
The Tiger among Us (1957), de Leigh Brackett, Buitres
(A Time of Predators, 1969), de Joe Gores, y Death Wish
(1972), de Brian Garfield.
Como
novela de carácter metaliterario, que juega al posmoderno juego de
la autorreflexión, Tres noches no solo explora las
posibilidades narrativas de este tipo de historias, analizando sus
mecanismos psicológicos e ideológicos, sino que estudia sus
posibles efectos en el lector. Elabora un brillante discurso en torno
al poder de la literatura para influir en nuestra percepción de
nosotros mismos y nuestro entorno, al tiempo que puede interpretarse
a modo de tratado del género policíaco como vehículo adecuado para
la sublimación de conflictos personales.